martes, 10 de noviembre de 2009

Todo lo que quise ser.


Ya dije que duermo poco?

En mi buró está mi primer recibo de nómina. Haciendo una limpieza de mi archivo encontré papeles tan viejos como las boletas de la primaria y los trabajos, bastante fumados, de la Universidad.  Y de pronto me encontré con los fabulosos $612 pesos que quicenalmente recibía por mi primer trabajo formal!!!

Un recuerdo me llevó a otro y entonces hilé una cadena de trabajos fundamentales en mi vida. Por ejemplo, cuando estudiaba la secundaria y no era tan mala para las matemáticas y la biología, pasaba mis vacaciones de verano "regularizando"  niños más chicos en aquellas materias que les causaban conflictos... no prosperé porque la paciencia es un don que no cultivo y fácilmente me desesperaba... me frustraban los burros!!!!!

Cansada de los cocos duros, me cambié de ramo y entré a la medicina. El Dr. Ríos me dio mi primera oportunidad por allá de los quince y puso delante de mi un brillante futuro atendiendo enfermos... ya me veía como la Dra. Bautista!!!! 

Todos los días era la encargada de atender la consulta vespertina... Recibir al paciente, buscar el expediente, elaborarlo si no existía; me alegré de haber aprendido a escribir a maquina.

Era toda una doctora!!!!! Pesar al enfermo, tomarle la temperatura, calcular la presión.... Calcular??? Si bueno, es que por más capacitación recibida... en verdad que nunca pude emplear al mismo tiempo el baumanómetro y el estetoscopio pero... al ahí se va me funcionaba mejor... claro que la Sra. Díaz (hipertensa) no comulgaba mucho con técnica. 

Desencantada del mundo de los medicamentos y los achacosos, ante mi se presentó un futuro divertido. Tenía el trabajo perfecto. Me presionaba poco, fomentaba el desarrollo de mi "ojo de buen cubero", nunca me reclamaba tiempo extra y hasta me daba tiempo de leer. Trabajaba en un parque de diversiones atendiendo el mejor puesto: Los algodones de azúcar.

Entre las palomitas, la comida rápida y los refrescos, quienes visitan un parque de diversiones lo último que eligen es un empalagoso algodón... Y bueno, si de repente no le calculaba a la cantidad de azúcar y colorante o a la velocidad de la batidora... quedaba una plasta pegajosa y empalagosa que parecía todo, menos un esponjosito algodón. Si La Feria hubiera dependido de la aportación de mi estación para sobrevivir... mmta, cargaría con su quiebra en mi conciencia.

Intuí que en la comida estaba mi trampolín al éxito profesional, por eso luego de que amablemente (con una hora para desalojar) me pidieron que abandonara el puesto de algodonera pedí trabajo en el restaurante fastfood de la M amarilla.

Tres entrevistas para entrar y cuatro días para salir. Carajooo!!!! Cómo queman las planchas, las estaciones de entrega, el aceite de la freidora y los focos de la vitrina!!! Mis manitas no lo toleraron.

Y ahora, aprovechando que no tengo sueño, me pregunto: Cómo me habría ido si hubiera cumplido mi sueño de ser: la chica que recoge las tortillas, la encargada de maquillar a los muertos, la que decora el árbol de Navidad en el centro comercial, la azafata de los vuelos cacahuateros, la que hace las palomitas en el cine o la que te lava el cabello en la estética???

2 comentarios:

  1. Jajajaj

    No sabes lo que me divierto con tus publicaciones, tienes una forma increible de comunicarnos tu sentir, me haces reir siempre y reflexionar a veces...

    Ahora mismo que no sé hacia donde voy, acabo de darme cuenta que no quiero ser la que recoja las tortillas, la que haga las palomitas en el cine ni la que te lave el cabello en la estética :S

    ;D Gracias^^

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  2. Pa mi que ya estás durmiendo demasiado...

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Mil gracias por tu comentario. Besos!

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