viernes, 20 de mayo de 2011

De a mentiritas.

Ya dije que duermo poco?

En mi buró está el engaño. Y miren que en otro momento me habría enojado o sentido o encabronado o... de cualquier forma habría reaccionado, menos como lo tomé. Estoy tranquila, estoy centrada y muy clara porque justo hace un par de semanas leí un libro sobre cómo funciona la mentira en nosotros.

Ojalá mi madre hubiera leído un libro así!!! Cuántas nalgadas nos hubiéramos ahorrado!!  Y se habría sentido orgullosa de su inteligente hija. En cambio, me castigó todo lo que quiso, cuando descubrió que por tres días fingí estar enferma, para no ir a la escuela. 
 
Biológicamente, sociológicamente, antropológicamente y psicológicamente,  la mentira y el engaño son parte fundamental del ser humano. Dice el autor que mentir es una forma de autodefensa y de arraigo.  Ok, con manzanas..... Mentir es crear una realidad que sea manejable para nuestro inconsciente, es crear límites a nuestra razón para no enloquecer.

Duden de ese dicho que dice: "Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad"... los niños son más mentirosos que sus padres juntos!! Tienen mayor necesidad de arraigo y pertenencia. Tienen una imaginación indómita que necesitan educar.

El Dr. David Livingstone, autor del libro ¿Por qué mentimos?, provoca con su investigación y argumentos. Juro que perderán el sueño dando vueltas a sus convincentes ejemplos. Y es que por primera vez leo sobre la mentira y el engaño sin satanizar o desprestigiar dicha conducta o mal hábito. 

Livingstone menciona incluso, que mentir requiere de mentes inteligentes que puedan construir realidades paralelas que cuadren con lo que se vive. Y lo que realmente nos molesta de las mentiras y el engaño es que sean creíbles. Claro!!!! cuando descubres que te tomaron el pelo, sientes coraje porque alguien más vivo pudo hacerte caer. Ya no hablemos de si perdiste o te quitaron algo, el simple hecho de evidenciar que fue más abusado, inteligente o creativo que tu, eso es lo que nos enfucere.

¿No tendríamos que redimir al buen Pinocho? 

Por eso, tómense dos minutos para reaccionar cuando se den cuenta que se las aplicaron. No corten a sus parejas o juren venganza para aliviarse del engaño, ya no castiguen severamente a sus hijitos. Primero reconozcan que tan buenos mentirosos son y si hay modo de ayudar para perfeccionarlos.

Y como en esta selva sólo sobreviven los más inteligentes, pues yo mejor les aconsejo que se pongan a mentir indiscriminadamente.

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